SIN RESPIRAR...

Siempre que aparecía, me sorprendía dándole cuerda al corazón, ése que, a través de un cuidadoso diseño de protección inteligente, programé para que en cada hora punta se detuviese… pero un día… no se si antes o después de mi vida…se dejó ver a golpe de sigilosos pasos… de repente, sentí una embestida, un asalto que, improvisado, llegó por detrás acariciándome el alma, un algo que alborotó el mecanismo, tan minuciosamente programado, descontrolándolo… y entonces fue cómo comprendí , que de nada sirve contener la respiración , porque en ocasiones, un hilo de luz es suficiente para transformarse en calor terrenal, y una hiperventilación de ese calibre (quieras tú o no), origina una sacudida en la que las palpitaciones, implacablemente, se empiezan a reactivar.

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