TIRITANDO

Hay noches en las que despierto tiritando, cubierta por un mar salado, como si el océano se hubiese desbordado y hubiese irrumpido en mi cama, bajándome las sábanas… y es que a mi subconsciente le da por medir la distancia de las lunas que he vivido sin verte o el calibre de los besos que he encerrado, para darme cuenta de que no podrían haber cicatrizado mis heridas… y miro mis dedos que, temblorosos, adquieren de nuevo su forma inicial, dejando a un lado el trazo al aire de un corazón, el mío, que está lleno de agujeros y que, por suerte o por desgracia, ya ninguna flecha puede hacer blanco en él… y sigo echando de menos tu aliento, aunque me empeñe en aceptar que no hay saliva en el mundo que pueda salvarme… y entonces, todo pierde su identidad, hasta yo misma, hasta el alma transparente que me envuelve y en ocasiones se vuelve opaca para sujetar mis entrañas que se van desintegrando como gotas de lluvia… hasta el olor de las flores pierde su aroma y la espuma del mar su densidad… hasta mis latidos pierden su sentido, y el propio sentir desaparece y deja de ser eso… sentido... entonces me aparto el cabello y me abrazo... agarro las sábanas que confundo con tu cuerpo,elevándolas, en un último intento de reconocerte debajo de ellas… pero solo hay mar… y…así… lentamente…me duermo.

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