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TEXTOS SONOROS

  • Cris Mv
  • 13 nov 2015
  • 2 Min. de lectura

Hoy quiero hablarte de ella

Cris Mv (Audio)

Tenia las manos mas suaves que he entrelazado jamás y cuando te acariciaba podía llegar a conseguir que una cerilla ardiera debajo de una avalancha de nieve, sus ojos eran infinitos, tan inmensos que reflejarte en ellos te hacían subir de un golpe al cielo, para descender balanceándote al compás del viento...su risa, era como una explosión de colores en un invierno gris... su voz sonora, fuerte, con la increíble capacidad de calmarte frente a un sinfín de inquietudes y cuando caía la noche su rostro se volvía mágicamente angelical...a veces estaba triste, pero hasta su tristeza era bonita...hacia las mejores cosquillas del mundo y era increíblemente buena y sincera, luchó con la fuerza de cien mil lobos y siempre será la mujer mas hermosa de mi universo…

Es curioso,¿ verdad?,hay días en los que no recuerdo que hice ayer, y sin embargo no logro olvidar, año tras año, cada segundo de éste, será que mi mente no ha madurado al mismo ritmo que mi cuerpo y permanece encallada, 36 meses ya,sin posibilidad de escapar de esta fecha,por eso hoy quería hablarte de ella...cuando inició aquél viaje sin retorno aparente, le hice una promesa envuelta en susurros… "volver a vernos. dije", puede que en su letargo de sueños, no reconociera mi voz, pero yo que la observaba dormida, sí sabía quien era ella en todo momento… y aunque el tiempo no ha conseguido borrar mi herida y horas como ésta se reabra y duela, decidí hace mucho, desde mi ventana, observar el cielo y contar las estrellas, nunca tienen el mismo tamaño, ni el número ni la forma, ni la misma distancia entre ellas...¿sabes por qué? porque creo que las enciende, las apaga y las mueve de lugar, como un improvisado guiño, con el que decirme, que aunque no lo crea, lo que prometí aquella tarde, para ella sigue siendo deuda... y eso, que es una reflexión idiota, me hace sonreír con una mueca, y me apacigua días como hoy, aunque por dentro, siga llevando esa cerilla que ya, debajo de la nieve, nadie es posible que encienda.

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